7/15/2008

El fuego, el juego





Cuando Prometeo robó el fuego a Zeus para entregárselo a los mortales, quizá no imaginó el castigo al que sería sometido por su osadía: eternamente encadenado a una roca, a merced de un águila que diariamente devoraría parte de su hígado, órgano que tiene la capacidad de regenerarse, proporcionando alimento perpetuo para el ave rapaz.



Entretanto, el fuego ha iluminado caminos de progreso y ha alimentado hogueras de destrucción y muerte para la humanidad.
Mientras espera el rutinario y voraz regreso de su visitante, Prometeo podría preguntarse si valió la pena el esfuerzo.




Entretanto, los humanos se recrean en la belleza del fuego, convertido en espectáculo pirotécnico…