1/04/2006

El Proyecto via cruxis


© Aníbal J. Morillo. Texto reproducido, con autorización, de
Universitas Médica 2000; 41(4): 207-209.

A los ojos del radiólogo, todos somos iguales. Atenuamos los haces de rayos X en forma similar, pues estamos hechos de las mismas cuatro densidades básicas; todos reflejamos las ondas de sonido -o las de radio- de igual manera. Esta visión aparentemente amplia puede ser también muy limitada a la hora de ver a nuestros pacientes en forma global. Como le sucede a otros especialistas, a veces los radiólogos nos olvidamos de que examinamos personas, no órganos aislados, vísceras ni extremidades.
Por eso, es posible que hagamos referencia a nuestros pacientes según la “parte” de ellos que más nos haya impactado, ya sea desde el punto de vista clínico o de diagnóstico por imagen: dejan de llamarse Pedro, Juan o María, para conocerlos como el hígado graso, el melanoma o la fractura. Sus nombres y apellidos pueden ser tan complejos como los de gran alcurnia: el viejito de la cuatrocientos ocho y el carcinoma T3B, o adquirir dimensiones místicas o mitológicas, como El Señor de los Abscesos y La Señora del Pie Caído.
Como un homenaje a esos pacientes anónimos, presento aquí algunas de sus partes, realzadas artificialmente, para recordarnos que su belleza no radica solamente en su colorido, sino en el hecho de que se trata de personas, que responden al nombre de, tienen señales particulares y sufrimientos reales. Con un mínimo esfuerzo, podemos hacer que su paso por nuestras manos no sea un verdadero vía crucis.


El proyecto via cruxis
Muestra de Arte Radiográfico

Manipulación, composición y realce digital de estudios radiográficos simples.

Número Uno

Ofrenda

Cara a Cara*

Manos*

Pasión Acuática

Playa Hueso*

Mi Espejo y Yo*

Milagro Pedestre sobre Mar Rojo

El proyecto via cruxis (detalle)

Uno, Dos, Tres

Corona Irradiada

Playa Hueso (Nocturno)*

Soy tu Pierna

Torso in Blue

Lavatorium*

El Proyecto Via Cruxis *


Anexo: Soy tu pierna (relato breve de Mario Bonilla**)

-Soy la fuente de la vida-, exclamó el extremo inferior del torso, con cierto tono antipático,
-dentro de mí nacen las ilusiones y la esperanza. No los necesito.
Los brazos replicaron que sin ellos no podría cargar sus ilusiones, las manos recalcaron su papel en las caricias, los pechos resaltaron su función recreativa y nutricional, el hígado señaló su control sobre el humor, el riñón habló de su función purificadora, el corazón mencionó su carácter vital.
Los nervios sugirieron templanza, las tripas insinuaron prudencia, la pupila dio alguna luz al anotar que se movían.
El cráneo, con moderación, tomó la vocería del grupo, e interrogó al pedestal que los cargaba.
- ¿Y tú, quién eres? ¿A dónde me llevas?
-Soy tu pierna. Cada parte de ti es también parte de mí. Tú me nutres, me das tu humor y tus caricias. Me purificas, me das calor, eres mi carácter vital. Sin tu voz, me invade el tedio, sin tu peso, pierdo mi equilibrio y tropiezo. Sobre mí te apoyas, sobre mí te llevo.
¿A dónde quieres ir?





*Con autorización de Universitas Médica 2000; 41(4): 207-209.


**seudónimo anagramático